Por regla general el destete se produce de forma gradual, por decisión del bebé, de la madre o de ambos, pero hay ocasiones en las que el destete es inevitable y se debe de realizar de forma repentina y brusca. Puede suceder si la madre padece una enfermedad grave o si precisa de algún medicamento incompatible con la lactancia.
Eso sí, si este es el motivo antes de tomar alguna decisión os recomendamos visitar el directorio realizado por el equipo de pediatras e investigadores de Apilam e-lactancia.org Os sorprenderá que son muy pocos los medicamentos incompatibles con la lactancia. Además, el destete siempre debe ser la última opción, antes hay que estudiar todas las posibilidades.
Aún así puede darse el caso, como decimos, en los que sea inevitable. Y son situaciones realmente dolorosas y estresantes tanto para la madre como para el bebé. Lo primero que debemos diferenciar es si el destete va a ser por un tiempo, por ejemplo, durante lo que dure un tratamiento o, si por otras circunstancias, será un destete definitivo.
Si el destete es brusco pero temporal
Si el destete aunque sea repentino va a ser solo por un tiempo, se aconseja que la madre siga extrayéndose leche con sacaleches o de forma manual, frecuentemente para que no disminuya la producción y cuando pueda, sea posible retomar la lactancia sin dificultad.
Si el destete viene motivado porque la madre está tomando un medicamento incompatible la leche que extraigas durante el tratamiento deberá ser desechada. Pero si es por otro motivo, que no implica incompatibilidad, por ejemplo alguna lesión en la madre que le impide dar el pecho, se le puede suministrar al bebé.
Si el destete brusco es definitivo
En el caso de que el destete sea definitivo, se puede optar por usar fármacos que corten la producción de leche o bien realizarlo de forma fisiológica con el vaciado del pecho.
En el caso de utilizar fármacos se recomienda especialmente cuando hace pocos días que ha nacido el bebé. Si ya ha pasado un tiempo, la mejor opción es el vaciado fisiológico del pecho.
El fármaco utilizado es la cabergolina, sus efectos secundarios no suelen ser muy graves: mareo, vértigos, cefalea, cansancio, dolor abdominal, hipotensión postural y somnolencia. Es habitual que aparezca dolor e ingurgitación.
Si se opta por la extracción de leche e ir reduciendo la producción de forma gradual, la pauta es vaciar los pechos de forma manual o con sacaleches solo cuando la madre sienta molestias. Al sacar la leche se alivia la presión y dolor y se evitan complicaciones como la ingurgitación o mastitis. Este proceso puede durar varios días.
En ocasiones se habla de vendajes, cremas o dietas, pero no son recomendables ya que pueden ocasionar obstrucción de los conductos galactóforos.
Cómo aliviar al bebé
Sea como fuere, el destete forzoso no es agradable ni para la madre ni para el bebé.
Los lactantes pueden rechazar el alimento sustituto y estar más irritables. Si el bebé tiene menos de seis meses el alimento sustituto será leche extraída o artificial. Si tienen más de 6 meses se puede sustituir por otros alimentos.
Tanto el bebé como la madre necesitarán mucho cuidado y cariño. Una estrategia en bebés pequeños es anticiparnos y ofrecerle los alimentos antes de que los reclame. En niños más mayores se les puede entretener durante el tiempo de espera con algún tipo de juego.
Duelo por destete
Al producirse un destete es muy habitual que tanto las madres como los bebés pasen una etapa de duelo. Al fin y al cabo es una despedida, el fin de una etapa. Durante esta etapa es muy normal que tengas sentimientos encontrados. Por una parte, alegría por la “libertad” de no darle el pecho a tu bebé lo que te permite más independencia pero también tristeza y culpa, por no ofrecerle esos momentos de complicidad.
Es bueno que verbalices tu sentimientos. Atravesarás altibajos y varias etapas de duelo hasta que logres adaptarte.
